Por: @taniawest
Creo que mi vida siempre ha estado ligada a la música o mis memorias siempre van ligadas a ella; desde que tuve mi primer iPod en el primer año de la prepa (Sí, ese que con tanta ilusión pedí en navidad por años), con pantalla en donde por fin podías guardar aparte de música, imágenes y hasta podías navegar en internet. Recuerdo perfecto que mi ipod era como mi mejor amigo, no podía salir sin él, escuchaba música todo el tiempo (como hasta hoy lo hago), estaba repleto de música pero también estaba repleto de imágenes de tenis que encontraba en internet, de esos que no tenía ni idea de cómo se llamaban, mucho menos si existían, esos pares que le veía a famosos o que veía en fotos de outfits de quien sabe quien.
En general, con respecto a los sneakers que me gustaban, vivía en el constante “¿Donde puedo encontrarlos?”.
Tenía varios amigos que desde la prepa tenían también un gusto especial por los tenis y de ahí nuestras pláticas entre clases o después de ellas, sobre ese mundo que era todavía muy ajeno de nosotros.
No recuerdo bien la fecha, solo recuerdo el año, justo acababa de empezar mi segundo año en la Universidad y acababa de regresar de mi primer viaje a Nueva York en donde reafirmé que desde siempre me habían gustado los Sneakers, pero ahora me había podido acercar de una manera diferente a ellos.
Después de varios años de no verlo, un amigo me envió un mensaje por Facebook preguntando si estaba interesada en comprar un Air Max 90 que le había comprado a su novia pero que no le había quedado (creo que me contacto porque yo me la pasaba posteando imágenes de tenis en mis redes sociales). Pregunte precio y talla, y pues si, me quedaba, aparte de que me lo vendía al precio que le había costado a él. Era de esos pares que había visto mucho en fotos pero que no podía encontrar por ningún lado y menos de mi talla. Fue un definitivo “ Sí, lo quiero”.
Era la primera vez que compraba algo que no había visto pero que lo quería a como diera lugar.
Pasaron un par de semanas en lo que juntaba el dinero, y ahí lo tenía por fin, mi primer Air Max 90 infrared. Yo no tenía ni idea de que era todo lo que envolvía a este par. Desde siempre fue mi favorito, había visto mas colorways, mas combinaciones, pero ese en especial era el que yo quería y que ahora por fin tenía en mis pies.
Me gustaba mucho, lo use mil veces y puedo decir que hubo un tiempo en que no me lo quite. Me acompaño a viajes, conciertos y en la escuela recuerdo que siempre me decían que mis tenis estaban increíbles; Aunque había otros que me decían “¿Que onda con tus tenis? ¿Son para hacer ejercicio?”. No me importaba porque era el par más bonito que podía tener en ese entonces y creo que hasta el momento sigue siendo de mis favoritos.
En fin, creo que como en todo vamos evolucionando y recuerdo toda esa etapa como una transición, algo increíble que me fue acercando de un modo u otro a este inmenso mundo de los tenis. Fue con el par que me adentre y me interese cada vez más en todo esto y me llevó a entender que más allá de cualquier par, lo que cuenta son la experiencias que te deja, los recuerdos que tienes con cada uno de ellos, las personas que conoces y los momentos que seguirán formando la esencia de cada uno de nosotros. Porque aunque no estemos muy clavados en esto, estoy segura que todos tenemos una historia que contar con algún par de tenis.