Por: Alejandro Sánchez Loyo
IG: @alex_loyo
«La felicidad no depende de lo que uno tiene, sino del buen uso que hace de lo que tiene». Así define el novelista Thomas Hardy a la felicidad, y así podría definir la historia de mi primer par Air Max, pues solo tengo uno. Sí, esa silueta icónica que para muchos ha marcado un antes y un después en su gusto por los tenis; Para mí ha sido un silueta desconcertante, a veces frustrante y también a veces imposible. Pero siempre atractiva.
Me explico: Siempre he sido de gustos raros, me gustan las cosas llamativas y fuera de lo normal. Desde niño jugaba basquetbol, en la época en la que Jordan y otros jugadores no solo acaparaban el mundo deportivo sino que el mismo deporte era el tema principal de Nike, en tecnología y en su oferta en México. Y por aquel entonces realmente no había nada mejor que unos tenis de basket, sabías que el que tenía uno de esos pares tenía unos papás que tenían posibilidades económicas o que habían hecho muchos sacrificios para complacer a su hijo. Pues bien, mi caso no era el primero y a veces por más que lo intentaban mis papás, tampoco llegaba a ser el segundo. Había otras prioridades. Pero ¿saben? gracias a eso recuerdo cada par de tenis que tuve y la historia detrás de ellos, así que agradezco por todo lo que pude tener.
Desde la primaria hasta la maestría jugué basquetbol en todas las selecciones escolares, así que podrán coincidir que cuando has estado involucrado en algo por tanto tiempo, terminas por ver sólo lo relacionado con ese deporte. No es que no me gustaran otras cosas, me encantan todos los deportes y creo conocer un poco de todos. Pero si les tengo que contar la historia de mi primer air max, es necesario primero contarles dónde estaba parado yo cuando el air max estaba enamorando a otras personas.
Además, siempre viví en provincia. Y los que viven fuera del D.F. estarán de acuerdo conmigo que aún ahora es muy difícil conseguir muchos pares. Ahora imaginen más de 20 años atrás cuando solo podías comprar «lo que había y lo que te alcanzaba». Así que un «basquetbolista» en un mercado con poca oferta es el elemento perfecto para NO fijarse en un air max.
Cuando mi relación con el basquetbol terminó, entré en la etapa de profesionista así que los zapatos deportivos dejaron de ser una opción en aquella época, y mi preferencia cambió por lo casual, lo de moda y lo que se le permite a un godín usar sin parecer ¨informal¨. Y por varios años deambulé por esa zona hasta que un día vi unos Air Max de color rojo (mi color favorito) que captaron mi atención: solo eran los Air Max Independence. Ante mi desconocimiento, por algún tiempo intenté conseguirlos de todas las formas que por entonces conocía, pero no lo logré.
Sin embargo, sí que sirvió para darme cuenta cómo habían evolucionado los sneakers deportivos y cómo se habían acercado a la moda casual. Así que frustrada mi búsqueda, decidí que aunque no pudiera conseguir un par limitado podría conseguir un par de tenis que se adaptaran a mi presupuesto y que lucieran sobrios pero con elementos fuera de lo común.
Después de varios meses de búsqueda, me metí a la página de Footlocker y encontré unos air max de color negro con azul, pero con la diferencia que las agujetas estaban cubiertas y que además tenían material reflejante y brillaban en la obscuridad. Sueño cumplido, unos tenis sobrios que igual llamaban la atención de día que de noche. Y además, estaban con descuento. Por aquel entonces mi hermana se había ido a vivir a California así que después de un poco de labor de convencimiento, logré que me prestara su tarjeta para hacer mi primer pedido por internet. Algo que en aquel entonces me llenó de júbilo y estrés porque no sabía si era confiable y si lo que había pedido iba a ser lo que esperaba. Finalmente al poco tiempo tuve la oportunidad de ir a visitarla y por fin conocer mi compra.
Más de 20 años después por primera vez estaba en la posición de gozar de unos air max. Y aún cuando quizá no tengan la vida útil que quizá otros tengan con sus pares, la historia de mis primeros Air Max no sólo tiene que ver con el proceso de compra sino con un proceso de cultura, de gustos y de muchas cosas que han pasado en mi vida que me hicieron encontrarlos ó ¨redescubrirlos¨ en el momento correcto y con el par adecuado. Y por ahora, los únicos.
Me identifico con la historia por que tengo un par similar
Me gustaMe gusta
Wow
Me gustaMe gusta
Muy buena historia! Felicidades!
Me gustaMe gusta